Ahora estaréis pensando: ¿Roma? Pues sí, queridos lectores. Os escribo gracias al wi-fi del aeropuerto de Córcega.
Esto es de lo más innovador que me ha sucedido. Anoche, me llegó un mensaje de texto al móvil. Sin embargo, no era un mensaje de texto cualquiera con sus caracteres limitados, sino que era una tarjeta de embarque con destino a Roma. ¡A mi nombre!
Sé que parece una locura, pero este viaje no es casualidad. Así que, tampoco creo que lo sea este mensaje. Creo que estoy muy cerca de averiguar el por qué de esta aventura. No obstante, no tengo ningún dato más y no sé qué haré cuando llegue a Roma, si mi estancia será corta o larga, si me tendré que hospedar en algún hotel. De verdad que no sé. Lo único que sé es que quiero continuar disfrutando.
Además, como el avión aterriza en el aeropuerto de Roma a las 20:37, he pensado en salir a cenar por la zona y dar una vuelta esperando nuevas noticias. Me he decidido por una zona bohemia y muy bonita llamada Trastévere, rodeada por el Tíber. Eso sí, me estoy informado por Internet y creo que voy a tener que cambiarme porque los italianos se preocupan mucho por su apariencia y van bastante arreglados y yo, ahora mismo, llevo puesto un chándal muy cómodo para viajar en avión. Por tanto, no creo que sea lo más conveniente ir así en una zona donde predominan los restaurantes y los bares para todas las edades.
¡Os dejo que voy a coger la ropa antes de facturar la maleta!
Arrivederci amici.
Paula Rubio Muñoz
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