viernes, 29 de mayo de 2015

El sueño.

Son las 3 de la madrugada y me he despertado empapada en sudor.

No puedo volver a dormirme, cada vez que cierro los ojos veo la cara de Marcelo descompuesta por el dolor.

Bueno, os preguntaréis que pasa.

He tenido un sueño, que no una pesadilla pero me ha recordado a un hecho del pasado cuando Marcelo y yo éramos niños y jugábamos en casa de sus abuelos.

El sueño comenzaba con Marcelo llorando el día en que su perro Berto fallecía a causa de la edad. Era un buen perro, un perro sin raza pero con toda la simpatía que puede tener un can. Ese día Marce y yo volvíamos del colegio y nos dirigíamos a casa de su abuelo a merendar nuestro baso de leche con madalenas de todas las tardes.

Al llegar, Gregorio, su abuelo tenía un semblante que no auguraba nada bueno, y así fue.

Berto ya no estaba, dijo.

Ambos nos pusimos a llorar como el bollo pequeño que nos merendábamos cada tarde.

Su abuelo nos abrazaba y nos dijo que lo más importante era que Marce y yo nos teníamos el uno al otro y que ambos nos apoyaríamos  para estar bien y contarnos solo historias felices que habíamos pasado con Berto.

Pero los lloros no cesaron.

Voy a ver si puedo conciliar el sueño. Zzzzz zzzzzz zzzzz.

Buona notte





                                                                                                                     Alba Soria Cañamero




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